Es importante conocer los distintos tipos de consumo que existen y en función de cada uno de ellos, generar esfuerzos para el ahorro y para frenar el derroche de dinero. Para saber cómo ahorrar, debemos entender primero cómo consumimos, ya sea de un modo racional, sugestionado, impulsivo o experimental. Alfredo Vela Zancada, consultor en Social Media y formador, nos entrega algunos datos importantes y nos explica cómo lograrlo.
Distinguimos 4 tipos de consumo:
1. Consumo indiferente
Este es el consumista menos consumista de todos: es aquel que le resulta indiferente la marca o la publicidad, sino que sólo busca satisfacer la necesidad, sin importar el qué dirán. Este consumidor busca funcionalidad y que esté a su alcance económico.
Es importante que el producto resuelva el problema, se trata de una mentalidad práctica y resolutiva, de necesidad y de la oferta para ésta. En la comparación de precios es posible alcanzar un ahorro, a diferencia del consumo impulsivo que veremos a continuación.
2. Consumo Impulsivo/compulsivo
Aquí la persona es totalmente víctima de la publicidad y de sus anuncios, es como “veo algo y algo quiero”. Hay una gran influencia de la publicidad del anuncio, se da en situaciones que la persona tiene muy poco control de sus necesidades y de las consecuencias de éstas. No se genera ahorro, al contrario, más bien deudas y tarjetas copadas.
Este consumo se ve incrementado con el uso de nuevas plataformas de venta online. Todo esto refuerza el consumo impulsivo, y aquí lo que hay que tener es autocontrol y fuerza de voluntad.
3. Consumo sugestionado
Este tipo de consumo toca la fibra de quien cree en los anuncios que lee, ve y escucha. Se deja influenciar fácilmente y realiza compras innecesarias, aunque no de gran tamaño.
Un consumo sugerido va a “entrar por los ojos”, por lo que se promueve mediante mucha publicidad, con imágenes sugestivas y tentadoras. Puede ir desde una oferta de viaje, hasta una comida o un atuendo que a la modelo publicitaria le queda perfecto.
La tendencia al ahorro en este punto es una cuestión de “freno personal”. Es un consumo un tanto infantil, lo compro ahora porque lo quiero ahora. Es así que el hecho de ahorrar se hace casi imposible en este tipo de consumo. Es un consumo muy inmediato. Hay que hacer análisis: “¿Lo necesito?”.
4. Consumo racional
Hay un tipo de consumo racional que es necesario: se trata de todo aquello que uno compra para vivir, para su día a día. Al hacer una correcta planificación de las compras, se puede evitar comprar con urgencia y es posible ahorrar. Un ejemplo de esto es la ropa –“si usas un tipo de ropa que sirve para cualquier temporada y que puedes adquirir en cualquier época del año, lo lógico es esperar a las rebajas o que haya promociones”– y la alimentación –“la mayoría de los supermercados hacen promociones que, estudiadas convenientemente, pueden suponer el ahorro de bastante dinero”–. Vela expresa que “hay muchos elementos de compra habitual que, adquiridos por necesidad, pagas al precio de ese día. Sin embargo, si se acumulan, por ejemplo, papel higiénico o servilletas, comprados en oferta pueden llegar a ser más baratos”. Con una buena planificación, vas a ahorrar bastante dinero.
En #AhoraPuedo nos resulta interesante y necesario reconocer qué tipo de consumidores somos. Queremos hacer hincapié en el propósito de tus posesiones materiales, con una perspectiva crítica, tratando de definir cuáles de ellas inciden realmente sobre tu calidad de vida. Con esto no pretendemos vivir ajenos a las posesiones, sino que entender cuáles son los objetos, artículos o productos que realmente enriquecen tu vida y te acercan a lo que tanto todos deseamos: la felicidad.